martes, 11 de marzo de 2014

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MITOS


El huevo cósmico

El universo emanó de un huevo cósmico, el "útero de oro". Del huevo nació Prayapati (señor de la procreación y protector de la vida). Más tarde, en la época puránica (género de la literatura escrita india) fue identificado como el demiurgo Brahmá (literalmente "evolución" o "desarrollo" en idioma sánscrito) dios creador del universo.


Océano casual y la flor de loto de brahmá


Los Puranas (un género de literatura escrita india que incluye historia, genealogías, tradiciones, mitos, leyendas, y religión) presentan varios procesos de creación.  Según el Visnú-purana:


Primero, en un rincón del infinito universo espiritual existe un OCÉANO DE CAUSA MATERIAL. Allí está la más grande de las formas o avatares del dios Visnú (el Preservador, en un sentido de bondad): Mahā Visnú, que está acostado sobre aquel océano. De su inmenso cuerpo emana cada universo material.  Cada universo esférico está lleno de líquido hasta la mitad.

Sobre ese océano está otra forma de Visnú, Garbhodaka-Sai Visnú, acostado en el OCÉANO UTERINO DE CONCEPCIÓN, y sobre Ananta Shesha (serpiente masculina divina de varias cabezas, rey de todos los nagas, seres o semidioses inferiores del inicio de la creación). En su ombligo se forma un lago, y sobre él nace una flor de loto que se abre, de ella nace el dios Brahmá de cuatro cabezas. Brahmá con su mente crea el mundo: la Tierra y todos los lugares, planetas y estrellas visibles e invisibles en el cielo, donde viven los dioses y otros seres. 






LEYENDAS:


¿Cómo perdió el sol su firmeza?

Una noche, Aruna, diosa del amanecer y madre de Surya, dios del sol, se despertó en su cama agitada y sudando. Había escuchado una voz susurrándole que, si no tenía cuidado, su hijo la abandonaría y se iría en busca de lejanos horizontes. Si eso llegaba a suceder, el universo quedaría para siempre sumido en la oscuridad.
Por la mañana, Surya estaba muy inquieto. Sentía que tenía que hacer un largo viaje. De manera que anunció a su madre que se iba a dar una vuelta a caballo por el cielo. Aruna ocultó su miedo. En cambio, le dedicó una gran sonrisa y dijo: «Surya, hijo mío, ¡qué idea tan encantadora! Creo que voy a ir contigo. ¿Te gustaría que fuera tu auriga?». Surya tenía mucho cariño a su madre. Además, sabía que se le daban muy bien los caballos. Así que aceptó su ofrecimiento, a pesar de que tenía muchas ganas de llevarlos él mismo.
El carro de Surya estaba arrastrado por siete caballos, todos ellos con pelajes como la seda marrón rojiza e iban adornados con guarniciones de oro. Surya subió al carro y Aruna se instaló en el asiento del cochero.
Restalló el látigo y los caballos empezaron a trotar. Pronto estaban galopando por los cielos. Con el viento agitándole el cabello, Surya experimentó una inmensa sensación de euforia. «Madre, ya no me siento tan inquieto», gritó, y Aruna le devolvió la sonrisa diciendo: «¡Lo sé! ¡Lo sé!».

    

La diosa ganga

La historia cuenta que el rey Sagara tuvo 60.000 hijos, todos ellos fueron asesinados y sus almas fueron condenadas a deambular por la tierra sin posibilidad de acceder al descanso eterno. La única forma de liberar estas almas era que la diosa Ganga descendiera del cielo y las purificara.

Finalmente Ganga desciende a la tierra (para cumplir con un castigo de otro monarca) y queda atrapada en los cabellos del dios Siva. Estos se representaron por mucho tiempo como las cumbres del Himalaya, desde donde provienen las aguas puras de deshielo que van hacia el mar.
De este modo la diosa Ganga purificó las almas de los 60.000 penitentes y los libró de su maldición.





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