MITOS
El huevo cósmico
El universo emanó de un huevo cósmico, el "útero de oro". Del huevo nació Prayapati (señor de la procreación y protector de la vida). Más tarde, en la época puránica (género de la literatura escrita india) fue identificado como el demiurgo Brahmá (literalmente "evolución" o "desarrollo" en idioma sánscrito) dios creador del universo.
Océano casual y la flor de loto de brahmá
Los Puranas (un género de literatura escrita india que incluye historia, genealogías, tradiciones, mitos, leyendas, y religión) presentan varios procesos de creación. Según el Visnú-purana:
Primero, en un rincón del infinito universo
espiritual existe un OCÉANO DE CAUSA MATERIAL. Allí está la más grande de las
formas o avatares del dios Visnú (el Preservador, en un sentido de bondad):
Mahā Visnú, que está acostado sobre aquel océano. De su inmenso cuerpo emana
cada universo material. Cada universo
esférico está lleno de líquido hasta la mitad.
Sobre ese océano está otra forma de Visnú,
Garbhodaka-Sai Visnú, acostado en el OCÉANO UTERINO DE CONCEPCIÓN, y sobre
Ananta Shesha (serpiente masculina divina de varias cabezas, rey de todos los
nagas, seres o semidioses inferiores del inicio de la creación). En su ombligo
se forma un lago, y sobre él nace una flor de loto que se abre, de ella nace el
dios Brahmá de cuatro cabezas. Brahmá con su mente crea el mundo: la Tierra y
todos los lugares, planetas y estrellas visibles e invisibles en el cielo,
donde viven los dioses y otros seres.
LEYENDAS:
¿Cómo perdió el sol su firmeza?
Una noche, Aruna, diosa del amanecer y madre
de Surya, dios del sol, se despertó en su cama agitada y sudando. Había
escuchado una voz susurrándole que, si no tenía cuidado, su hijo la abandonaría
y se iría en busca de lejanos horizontes. Si eso llegaba a suceder, el universo
quedaría para siempre sumido en la oscuridad.
Por la mañana, Surya estaba muy inquieto.
Sentía que tenía que hacer un largo viaje. De manera que anunció a su madre que
se iba a dar una vuelta a caballo por el cielo. Aruna ocultó su miedo. En
cambio, le dedicó una gran sonrisa y dijo: «Surya, hijo mío, ¡qué idea tan
encantadora! Creo que voy a ir contigo. ¿Te gustaría que fuera tu auriga?».
Surya tenía mucho cariño a su madre. Además, sabía que se le daban muy bien los
caballos. Así que aceptó su ofrecimiento, a pesar de que tenía muchas ganas de
llevarlos él mismo.
El carro de Surya estaba arrastrado por siete
caballos, todos ellos con pelajes como la seda marrón rojiza e iban adornados
con guarniciones de oro. Surya subió al carro y Aruna se instaló en el asiento
del cochero.
Restalló el látigo y los caballos empezaron a
trotar. Pronto estaban galopando por los cielos. Con el viento agitándole el
cabello, Surya experimentó una inmensa sensación de euforia. «Madre, ya no me
siento tan inquieto», gritó, y Aruna le devolvió la sonrisa diciendo: «¡Lo sé!
¡Lo sé!».
La diosa ganga
La historia cuenta que el rey Sagara tuvo 60.000 hijos, todos ellos fueron asesinados y sus almas fueron condenadas a deambular por la tierra sin posibilidad de acceder al descanso eterno. La única forma de liberar estas almas era que la diosa Ganga descendiera del cielo y las purificara.
Finalmente Ganga desciende a la tierra (para
cumplir con un castigo de otro monarca) y queda atrapada en los cabellos del
dios Siva. Estos se representaron por mucho tiempo como las cumbres del
Himalaya, desde donde provienen las aguas puras de deshielo que van hacia el
mar.
De este modo la diosa Ganga purificó las almas
de los 60.000 penitentes y los libró de su maldición.
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